Tuesday, February 1, 2011

Luiz Mendes: “seguiré pintando hasta que Dios o una mujer quiera”

13550[1] “La pintura es la comunicación de una persona que tiene clarividencia”. Así lo sentencia el artista plástico Luiz Mendes, con “z” y con “s”, pues así firma sus obras.

Nacido en Barcelona, estado Anzoátegui, Mendes tiene 61 años de edad. Es de hablar muy pausado y hasta difuso; de lento andar y cabellera larga, porque de lo contrario se siente oprimido. Recientemente fue premiado por el Ministerio para la Cultura; además, es Premio Nacional de Arte Popular, y muchos amigos quisieran verlo con el Premio Nacional de Artes Plásticas.

Mendes, en su mundo, muy particular, marcado por el sufrimiento, la desdicha y la desventura, sigue creando. Da lecciones de interpretación del mundo. Esa depresión que está en su pintura, la describe así: “Sufrir es una constante en mí, no es algo trágico, es una costumbre en mí”, plantea.

Morador de su pequeño taller, fiel oriental con su plato de pescado frito y sin falta la ensalada con el casabe. Al comentar aspectos sobre su obra, su vida y su visión, mezcladas con la noticia de haber obtenido un nuevo reconocimiento, Mendes, acostumbrado ya a lidiar con periodistas y cámaras, pregunta si le van a hacer una foto, porque está sin camisa, en su casa y eso no debe hacerse así.

-¿Qué has hecho Luiz, que se te da un nuevo reconocimiento?

-Sólo le he puesto empeño a esta cuestión, a la propuesta que he hecho eso me reconforta y me permite seguir pintando.

-¿Hasta cuándo seguirás con la pintura?

-Hasta que Dios o una mujer quiera, si una mujer me dice que la ame y no siga pintando, no pinto más.

-¿Pero qué tendría que ver el amor de una mujer con tu pintura?

-Sí tiene que ver, porque mi pintura tiene que ver con el amor, es lo que amo ahora.

El pintor tuvo una exposición en 2009, “Acuerdo posible”, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) en Caracas; allí exhibió 38 piezas de las cuales 22 fueron adquiridas por coleccionistas.

La misma le valió el premio del Ministerio para la Cultura en la mención de Artes Plásticas. En su obra se encuentra una diversidad de temas, sociales, políticos, patrióticos, simbólicos y él mismo se vuelve un testimonio enigmático de lo que vive el hombre contemporáneo.

“Con mi obra quiero dar a entender lo que soy, la reconocen. Lo que hago es para todos, en la calle la gente tiene muchos problemas y yo con el arte puedo colaborar con los que necesitan conocimiento, en el fondo todo el mundo tiene amor”, dice Mendes, como una sentencia idealista, además de reflejar una conciencia colectivista.

-¿Sientes entonces que tienes alguna responsabilidad con las personas?

-Los niños y adultos buscan mis obras, eso me incentiva mucho.

Es una idea fija en su mente, pues ha asumido el compromiso para mantenerse creando. “Hago mi trabajo con conciencia y por entretenerme, es el sentido que esto tiene, pero creo que puedo transformar mi propuesta y que la gente vea cosas nuevas que yo haga”, confiesa.

En el libro “La imagen doble”, del artista plástico Franklin Fernández, editado por la editorial del Estado, El Perro y La Rana en 2006, Luiz Mendes desnuda su transitar entre lo real y lo imaginario, destaca en una conversación con Fernández, sobre temas que retumban en sus pensamientos, por ejemplo la creencia en Dios.

-¿Crees en Dios?

-Sí, porque tengo indicios y justificación… es una evidencia, una certeza. Siento como un amparo al pensarlo.

En sus piezas, de colores oscuros y sombríos, el tema del sufrimiento lo justifica al decirle a Fernández, “¡Claro!, pero pa’ lante, lo que pasa es que lo ven a uno así con premios y creen que uno está bien en todo. La gente cree que estoy bien porque soy artista”, respuesta que da al preguntársele si ha sufrido.

Este artista en medio de su obra, ha recorrido un camino de reflexión, que incluso puede dejar alegorías y filosofías, reconoce en esa etiqueta de artista popular, no sólo que lo es, sino que hay un argumento que va con su modo de ver la vida, “Porque soy ingenuo de nacimiento, es algo como un mundo, soy ingenuo porque soy sincero; la sinceridad de un ingenuo es algo supremo”, indica.

Cuando le llaman vanguardista, prefiere referirse a lo que es más bien un precursor, con sus piezas justifica lo que es la vanguardia.

http://www.mundo-oriental.com.ve/DetalleNoticia.aspx?IdNoticia=13550

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